miércoles, 26 de julio de 2017

Invierno, sí, invierno.

La mirada de Dama que parece decirlo todo, es tiempo de descanso, dejame dormir. 



























Queridos amigos jardineros, llegó el tiempo de pausa. Hay cambios y trabajos en curso que abajo les mostraré, pero la realidad es que el jardín no está muy lindo para ver.
¿Tiene que ser así? Y bueno, es lo que pasa a veces cuando el clima está lluvioso, frío, y el jardín está en remodelación. Y además cuando sus canteros se componen de anuales y herbáceas perennes que tienen derecho a descansar también!
Es una pausa que se impone, sola. Hay barro, humedad y frío (de a momentos). Está bueno descansar, acompañemos esa pausa a la que nos invita la naturaleza. Y disfrutémosla, es necesario cargar las pilas para lo que vendrá. Agosto impondrá indefectiblemente, otro ritmo.



Empecemos por el principio. A partir de la compra de una nueva franja de tierra surgió un proyecto nuevo, y eso nos obligó a reubicar algunas rosas. Por eso acá estamos marcándolas con José antes de levantarlas y podarlas.


Cuando las rosas estén fuera de su lugar y podadas, ya no podremos identificarlas, por eso es importante hacerlo antes de levantarlas.
 Se viene una nueva huerta, más grande y sólida. Espero que ésta dure muchos años. Así las construyó José, con dedicación y paciencia. 
De quebracho, de dos pulgadas de espesor, por el alto de la tabla (24 cm). 
Bien unidas y clavadas al suelo para que no se muevan, con bulones pasantes. Da más trabajo par construir, pero la idea es que sea sólida. 

Son muchos cajones para rellenar, así que recurrimos a todo el material verde compostable que tuviéramos a mano. Primero una buena base de papel del diario (10 capas al menos) para evitar que pudieran surgir malezas o pasto por debajo, (aunque por supuesto el césped ya estaba re muerto).


Al mejor estilo "huerta lasagna", fuimos sumando capas de hojas de otoño, compost todavía no terminado, y una última capa de compost zarandeado listo para sembrar o plantar. 
Otro nuevo capítulo es la futura pradera. Todo empezó con la eliminación de la gramilla, luego, una capa de cama de caballo (a esta altura ya quemada) y al final el momento más esperado, preparar unas mezclas de semillas, algunas de flores de casa y otras compradas,...y a sembrar. 

Esta es una de las mezclas: cebadilla, flechilla, trébol rojo, lotus, ryegrass...esta sería la parte que conformará la pastura propiamente dicha, todo esto más las flores. 
Después de varias semanas, este es el panorama. ¿Demasiado densa la siembra? ¿Muchas malezas que están generando competencia? Para mí ésta es mi primera prueba, aprenderé de los errores (que espero no sean demasiados). En todo caso será una nueva sorpresa y experimento. Un punto de partida para ver cómo podemos manejar en nuestro suelo y clima estas nuevas praderas floridas que están copando el mundo del paisajismo. 

También estamos de estreno. El nuevo mini invernadero hecho con un juego pasamanos, ya en desuso. Con la ayuda de Luis y su soldadora, así quedó la estructura armada y luego cubierta con un buen polietileno. Si bien en Buenos Aires el invierno no es tan duro y largo como para justificar la construcción de un invernáculo, en casa nos vino muy bien para el inicio de varias siembras de flores nuevas,  y para los gajos. 

Cada espacio -arriba o debajo de las mesadas-, es aprovechado. El polietileno les otorga un ambiente con mayor humedad y a la vez los protege de las heladas repentinas. Salvias, hortensias, buxus, hay mucho en camino. 
Y también las lechugas recién trasplantadas, gozan de esta primera etapa de transición un poco más mimadas. 
Apuramos un poco las arvejillas que sembramos tarde....

Y los alcauciles, que aunque es también tarde, espero que lleguen a dar algunos pimpollos este año. 

Así vamos avanzando de a poco, a pulmón, pero disfrutando el proceso. 

En el jardín principal, el cantero está en su momento mas bajo. Los buxus con su verde casi fosforescente le dan un poco de luz a las tardes grises y lluviosas.

Para despedirme, algunas alegrías de siempre en la huerta cercana a la cocina. Las lechugas, mostazas y rúcula, generosas como siempre en esta época. 
Y los brócolis ya a punto de ser cosechados también. Las coles son ideales para cultivarse en los meses fríos, ya que no tienen el problema de los pulgones, siempre tan molestos! 

Y el repollo mini cole F1, que me encanta!!! 

Es así: un poco de descanso, un poco de trabajo y algunos regalos, como la cosecha de la huerta y la bellísima Magnolia x loebneri 'Merril' que afortunadamente a pesar de las heladas, sigue floreciendo.