Mis queridos amigos jardineros, finalmente parece que el otoño va llegando a Buenos Aires. Esta es una de mis estaciones preferidas, no solo por los coloridos, sino también por lo que implica en cuanto a tareas de renovación en el jardín.
Pero si el tiempo no acompaña, me quedo adentro, prendo la chimenea y simplemente miro por las ventanas y disfruto de los colores desde adentro.
Es interesante analizar el jardín en cada estación del año: el otoño con sus increíbles coloridos y el contraste con los follajes perennes, el invierno desnudo con el sol entrando en cada rincón, momento en el que las formas cobran mucha importancia, desde las siluetas desnudas cuyas sombras se dibujan en el pasto hasta los volúmenes de las plantas que no pierden sus hojas, la primavera con sus canteros y flores a pleno, y el verano con el calor y los árboles tan necesarios para dar abrigo del sol.
Y sí, a partir del otoño estamos más tiempo adentro que afuera, entonces vale la pena tomarnos un rato y ver de qué manera podemos mejorar esas vistas o simplemente relajarnos y disfrutarlas (aunque siempre hay algo para retocar).
En la cocina tengo un ventanal grande desde donde se aprecia una parte importante del jardín, cantero principal y parte de la huerta.
También algos arbustos y árboles que parecieran querer entrar y sentarse con nosotros en la mesa.
Hacia el este desde la cocina ahora se ve el ciprés calvo (Taxodium distichum) que empezó a ponerse color óxido, abajo los Viburnum odoratissimum, un Viburnum suspensum, y la Iochroma a la derecha, hacen un marco y apoyo verde para que se destaque mejor el colorido.
Desde la puerta de la cocina saliendo hacia el jardín , el Acer buergerianum que plantamos hace dos años ya está formando una pequeña copa. La línea de bus que plantamos el año pasado va tomando cuerpo.
Haciendo zoom por uno de los cuadrados del ventanal de la cocina, se ve la huerta, hoy recobrando el verdor con las hojas de invierno (lechuga, rúcula, mostaza, brócoli, repollos).
Hacia el oeste las salvias siguen en flor hasta que caiga la primera helada, hacen un lindo contraste con el bloque de buxus y las columnas verde oscuras con jazmín de leche. Mientras, Dama se va turnando de puerta y ventana para salir en la foto!!!!
Por la ventana del comedor asoman las florcitas del Solanum rantonetti, tan noble siempre florido. Más atrás los buxus y las salvias sobre un césped todavía verde.....hasta que el termómetro marque bajo cero.