A pesar de la temperatura que pareciera no aflojar, los árboles (gracias a la baja de temperatura nocturna) han comenzado a teñir sus hojas. Es increíble ver rincones del jardín que de repente se iluminan gracias a los follajes otoñales. Lo que antes parecía una masa verde homogénea, ahora empieza brillar de otra manera. Ese es el otoño, con su luz y sus colores que la hacen una estación tan maravillosa.
Este año hubieron dos reinas indiscutidas; por un lado las Nicotiana sylvestris (no me canso de fotografiarlas!!) naciendo irreverentes en las grietas de los ladrillos. Las más viejas pronto finalizarán su ciclo, pero no importa, la nueva generación viene en camino.
Además del follaje maravilloso, sus flores blancas parecen farolitos a la noche y a medida que oscurece van liberando un perfume suave y delicioso, transformando ese patio en un lugar mágico.
La Salvia 'Anthony Parker', ahora con el liquidambar a su lado, con sus hojas doradas...están peleando el protagonismo?
La otra gran aclamada fue la Salvia 'Van Houttei', pareciera que las zinnias se pusieron de acuerdo para florecer fucsias y hacerles perfecta compañía.
A cualquier hora del día, el color de sus flores tiene algo para decir.
Con los liquidambar de fondo encendidos (el primero, una incorporación del año pasado donde antes estaba el cantero; el segundo, del vecino), el panorama se pone más que interesante.
Por ahora disfrutamos de los últimos días del cantero, ya que pronto vendrá el tiempo de poda y puesta a punto, y entonces el jardín volverá a desnudarse.