una huerta entre el cielo y el río

Desde que mi sobrina Clarita se mudó cerca del río me dijo que tenia muchas ganas de hacer una huerta. Por supuesto que el tiempo fue pasando y tanto sus actividades como las mías nos demoraron en el arranque. Después de instalar su almacén natural SIMONA donde se vende la comida más sana, fresca, rica y natural, ya no quedaron excusas. Esta semana tomamos envión, encargué las macetas, el compost y la leca,  y hoy durante la mañana (y con varios ayudantes) pudimos concretar finalmente su sueño. 

Como el jardín es pequeño y bastante sombrío, tuvimos que elegir la terraza como sitio ideal ya que cuenta con sol pleno, y la cercanía del río bajo la barranca lo hace un lugar bastante protegido. 

Compramos cubos de fibrocemento de 60 cm de ancho x 40 cm de alto, que son relativamente livianos.   

Una vez presentados y acomodados en su lugar definitivo, empezamos a llenarlos.  

Primero un buena capa de leca para que asegurar el drenaje (por supuesto verificando antes que el agujero en la base esté bien hecho). Mateo, siempre presente, fue nuestro ayudante de base, además de Ignacio, Federico, Angela y Damasia.

Después del fondo de leca, compost puro hasta llenarla al borde. 

Aplastando siempre un poco ya que al ser un material poroso va a tender a bajarse.

 Traje de casa algunas plantas de pimiento picante que a Clari le encantan y usa mucho en su cocina y como acá casi no hiela, seguramente se mantengan productivos.

Organizamos los cubos en dos filas de cuatro. En un lado pusimos las aromáticas principalmente, con alguna otra verdura.

Y en el otro, los cultivos de estación. Plantamos unos plantines de brócoli y cebollas de verdeo, y entre medio sembré rabanitos que crecerán rápido mientras los otros crecen más lentamente. También sembré mostazas orientales y el último macetero lo llenamos con plantines de frutillas. Ahora sólo queda regar y ver cómo van creciendo, ya pronto llegará el tiempo de la cosecha.....