tres clásicos del verano

Flores de Abelia grandiflora

Con los veranos cada año más cálidos y sofocantes, se torna difícil lograr plantas felices y floríferas. Por eso, si lo que buscamos es flor en esta estación, lo ideal es recurrir a aquellas plantas que se beneficien, o al menos no sufran tanto el sol rajante de verano.  

Encabezando la lista: la Abelia grandiflora, arbusto perenne o semi perenne, que florece desde la primavera hasta fines de otoño. Sus florcitas perfumadas atraen abejorros y picaflores. Las brácteas más oscuras que forman parte de los pequeños ramilletes y la hacen muy atractiva también en otoño, son ideales para combinar en arreglos de flores.     

Si bien la clásica abelia es un arbusto de mediano porte (2 a 3 metros de altura), existen formas compactas, enanas y muy floríferas, ideales para combinar en canteros mixtos con herbáceas y gramíneas. Crece al sol o a la media sombra, en suelos fértiles y bien drenados. Debe podarse al menos una vez por año o cada dos años a fines de invierno eliminado las ramas secas y viejas y así lograr brotes nuevos durante la primavera y verano.      

Plumbago capensis blanco

Siguiendo la lista de los "viejos", están los jazmines del cielo o plumbago. Este arbusto o trepadora apoyante tiene sus fanáticos y sus detractores, para muchos representa una planta molesta con flores que se pegan. Para otros, una noble planta que florece sin tregua desde la primavera hasta fin de verano.   

Macizo de plumbago blanco en flor

Al ser de crecimiento apoyante puede usarse en macizos, en cercos o paredes trepando los mismos, y como cubresuelo en alguna barranca o cantero. En éste último caso deberá mantenerse con podas fuertes para que se mantega bajo. El lado no tan bueno de este arbusto o trepadora, es la sensibilidad al frío y su aspecto invernal. Con la llegada de las primeras heladas su follaje se quema completamente, en plantas maduras puede podarse bien a ras del suelo, pero las plantas pequeñas o en zonas de heladas fuertes hay que conservar el follaje para que proteja la base de la planta. De cualquier manera, cuando pasa el peligro de heladas conviene podarla bien baja o fuertemente para lograr un mejor aspecto general. Si bien puede crecer a la media sombra, a pleno sol y en suelos bien drenados es donde florece más.    

Plumbago capensis blanco

El clásico jazmín del cielo es el celeste, y dentro de este color, existe una variedad cuyo tono es más intenso. 

Laureles en flor en la entrada del complejo La Reserva Sofitel de Cardales. Los cipreses piramidales del fondo les hacen un muy buen apoyo, tanto por la forma como por el color.

Y como no podía ser de otro modo llegamos a los laureles de flor. Debo confesar que no está para nada dentro de mis preferidos (en mis años de jardinera he plantado muy pocos), pero también debo reconocer sus virtudes. Este arbusto de gran porte (puede llegar a medir más de 3 o 4 metros), florece con alegría durante todo el verano y, aunque a veces es atacado por algunas pestes, resiste vientos e inclemencias y sigue floreciendo sin ninguna ayuda especial mas que el sol. Les gusta mucho el clima costero, el pleno sol y los suelos bien drenados, allí es donde se los ve más lindos. Tienen algunas contras por la cuales no los he plantado tanto, la primera es que son plantas tóxicas, la savia contiene oleandarina, una sustancia que puede producir reacciones alérgicas y tóxicas muy severas. Por eso es que no convine plantarla cerca de áreas de juegos de chicos o en plazas. El otro defecto es la densidad de su ramaje, en general la gente busca en un cerco de arbustos: flores, follajes e intimidad. Esto último no siempre se logra con los laureles y, para que crezcan compactos, deben podarse fuertemente en agosto.  

Nerium oleander blanco

Existen muchos colores de flor de laurel, blanco, rosa, fucsia, salmón y bordó. También una variedad compacta llamada Nerium oleander 'Petit Salmón' que crece hasta 1, 5 metro de altura (y un poco más también).   

Qué mejor para una casa de época que algunos arbustos antiguos. En primer plano unas abelias compactas con un laurentino (Viburnum tinus) compacto detrás (entre las dos ventanas), más lejos unos laureles 'Petit Salmón' apoyados sobre una Eugenia (Sysygium paniculatum), con un jacarandá de fondo.